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junio 9, 2020

Un nuevo relato sobre el capitalismo

Listín Diario / Opiniones
Autora: Margarita Cedeño

 

En el firmamento de las discusio­nes sobre el ca­pitalismo y los sistemas econó­micos, ha surgido una mujer -finalmente- que hace uso del maravilloso cerebro femeni­no para transformar el relato sobre la distribución de la ri­queza.

Mariana Mazzucato, ita­liana, se ha enfocado más en la creación de las riquezas, en lugar de la redistribución, y quienes estamos en la fun­ción pública debemos pres­tarle mucha atención.

El fundamento principal de los postulados de Mazzu­cato es el cuestionamiento so­bre lo qué la sociedad debe considerar como valor eco­nómico. De ahí su más recien­te libro, “El Valor de Todo”, en el que presenta postula­dos en contra del modelo que por tantos años hemos im­plementado, donde existe un sector privado ágil, enfocado en la innovación y la eficien­cia; mientras que por otro la­do tenemos un Estado poco eficiente, que languidece en el escenario económico.

En un reciente artículo que escribió sobre el rol de los go­biernos durante la crisis del COVID-19, demostró que los países que mejor han enfren­tado la crisis del coronavirus han sido aquellos cuyos Go­biernos han invertido en la mejora institucional, y en dis­poner de servicios esencia­les de calidad. Aquellos paí­ses que han desarrollado una agenda de privatizaciones y tercerización de servicios de­mostraron tener una menor capacidad de respuesta an­te la crisis, con consecuencias funestas para miles de vidas.

El problema no es la ter­cerización, sino más bien el hecho de que los Gobiernos entreguen la atención de ser­vicios críticos y esenciales a entes privados, cuando lo ideal es que el Estado dispon­ga de capacidad de respuesta, con eficiencia, calidad y opor­tunidad. Un Gobierno anqui­losado que dependa única­mente de actores externos para dar respuesta a los ciu­dadanos, no es el mejor para asegurar respuesta efectiva en momentos de crisis.

Y aquí también quiero re­saltar un ejemplo interesan­te que nos toca muy de cer­ca gracias a nuestro empeño por cerrar la brecha digital y social que generan las tecno­logías de la información y co­municación. Me refiero a la respuesta de los Gobiernos a la emergencia aprovechan­do medios digitales. Mazzu­cato presenta el ejemplo de Pakistán, donde 12 millones de ciudadanos aplicaron a los subsidios estatales con tan so­lo utilizar su teléfono móvil, mientras que en Italia fue ne­cesario llenar formularios en papel. Al igual que Pakistán, en la República Dominicana, el programa Quédate en Casa llegó a 1.5 millones de benefi­ciarios, sin necesidad de que estas personas salieran de sus hogares o llenaran algún for­mulario para aplicar. Fuimos innovadores, eficientes y vigi­lantes frente a las necesidades del pueblo.

Los ejemplos que han sur­gido durante la crisis aportan al relato de la economista ita­liana sobre la necesidad de cambiar el enfoque del capi­talismo en el que vivimos. En el pasado he escrito sobre el capitalismo cívico, pero con las ideas de Mazzucato es posible aterrizar más aún las ideas en torno a un desarrollo económico responsable y en­focado hacia el bienestar.

¿En qué estamos invirtien­do? Esa es la pregunta que debe guiar el futuro inmedia­to de los seres humanos para determinar si las riquezas que creamos están generando mejoras en la calidad de vida de los ciudadanos. Como dice Mazzucato, en el mundo ac­tual, los Gobiernos están lla­mados a crear y dar forma a nuevos mercados, tomando los riesgos que los actores pri­vados muchas veces no pue­den tomar.

Desde el Estado, comence­mos invirtiendo en las caren­cias que tenemos, cerrando las brechas que nos impiden disponer de las capacidades y tecnología que están dispo­nibles para el sector privado. Luego, tomemos la iniciativa para reactivar todos los secto­res de la economía, como ac­tores principales, con inver­siones de calidad y en alianza con el sector privado. ¡Manos a la obra!