septiembre 4, 2015
Juventud: esperanza para el progreso
Discurso ofrecido en el taller de “Inclusión social y juventud en contexto de violencia en Centroamérica y la República Dominicana
Discurso ofrecido en el taller de “Inclusión social y juventud en contexto de violencia en Centroamérica y la República Dominicana”
- La juventud de nuestros países merece que les propiciemos las condiciones para construir su bienestar y el de su entorno, para ser los protagonistas de una cultura de la paz en toda la Región.
- Hemos trabajado con más de 39 mil adolescentes y jóvenes provenientes de 110 centros educativos públicos y privados.
- En este esfuerzo, contamos con el acompañamiento de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, un aliado invaluable para el entendimiento necesario de nuestras realidades para su transformación.
- La iniciativa Jóvenes Progresando con Solidaridad ha impactado a una población de más de 370 mil adolescentes y jóvenes en todo el país, gracias a una plataforma de 16 mil voluntarios en todo el territorio nacional.
(Saludos protocolares)
La juventud vive de la esperanza, decía George Herbert, poeta inglés.
Sin embargo, ¿qué esperanzas puede tener un joven en la actualidad? Si sus oportunidades y posibilidades de progreso están limitadas, a pesar de que vivimos el más largo período de paz y prosperidad que el mundo ha conocido.
¿Qué puede esperar la juventud, cuando el uso indiscriminado que damos a los recursos naturales, embarga el futuro próximo de la humanidad?
¿Qué palabras de aliento podemos dar los líderes de Latinoamérica a los jóvenes, cuando el sistema preponderante les niega espacios en la política, en la economía y en el activismo social?
¿Qué esperanza le queda a un joven en nuestra región, si tiene que enfrentar el hambre, la pobreza, la inseguridad, la delincuencia, el narcotráfico y las desiguales condiciones de vida de nuestras sociedades?
La juventud de nuestros países merece que les propiciemos las condiciones para construir su bienestar y el de su entorno, para ser los protagonistas de una cultura de la paz en toda la Región.
Esta es la razón de este importante encuentro, donde podremos compartir y socializar las experiencias y aprendizajes acumulados en cada uno de nuestros países.
Este esfuerzo que realiza la región, por iniciativa del Sistema de la Integración Centroamericana y su Secretaría de la Integración Social, nos permitirá encontrar respuestas a las preguntas que les hacía hace un minuto, siempre en pos de una reflexión que facilite a los jóvenes las herramientas para su desarrollo.
En este esfuerzo, contamos con el acompañamiento de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, un aliado invaluable para el entendimiento necesario de nuestras realidades para su transformación.
Y además tenemos el privilegio de contar con el liderazgo de la Organización Iberoamericana de la Juventud que ha contribuido al fortalecimiento de nuestros vínculos intergubernamentales en materia de juventud.
A ellos, nuestro agradecimiento, por elegir a la República Dominicana para llevar a cabo esta importante reflexión.
A ustedes, la bienvenida a nuestro país, que les recibe con regocijo. Espero que disfruten de nuestra hospitalidad, de la belleza de nuestros campos y ciudades, y que respiren el aire de progreso que nos motiva cada día a construir un mejor país.
Amigos y amigas:
La juventud como concepto se construye cada día.
No hay criterio homogéneo en relación al inicio y la conclusión de esta etapa de la vida, aunque aquí en República Dominicana, la Ley General de Juventud lo establece entre las edades de 15 a 35 años.
Sin embargo, los que tenemos “juventud acumulada”, les podemos asegurar que la juventud es un estado de la mente, más que un asunto biológico.
Ahora bien, la realidad es que ese sector etario sufre grandes limitaciones en el acceso a oportunidades de trabajo. Un tercio de la población en edad de trabajar, los jóvenes, tienen dificultades para generar los ingresos que aseguren su bienestar y el de sus familias.
Y en una región joven, como la nuestra, con un alto potencial, esto dificulta nuestras posibilidades de encaminarnos hacia el logro de nuestras metas como naciones.
La cotidianidad de una proporción importante de las personas jóvenes está marcada por desempleo, bajos ingresos, pobreza, marginalización y exclusión social; también por vivir en territorios marcados por las carencias y deficiencias de servicios básicos como salud, educación, agua y saneamiento ambiental.
Es por ello que abordar la desigualdad social no es posible, sin pensar en quienes en poco tiempo, dirigirán los destinos de nuestros países.
Para exigir a nuestros jóvenes que trabajen por su país, primero tenemos que ayudarles a enfrentar los grandes retos que se ciernen sobre ellos.
Tener que luchar cada día por sobrevivir, vivir en la constante búsqueda de un empleo digno, padecer hambre, carecer de alimentos suficientes, de servicios de educación y salud de calidad; no permite que los jóvenes se dediquen a la construcción de ciudadanía y a forjar lazos familiares y comunitarios, que moldeen una mejor sociedad.
Sin sus necesidades básicas aseguradas, la juventud se aleja de los intereses cívicos y de la discusión de los problemas que afectan a nuestros países. Se convierten en presa fácil de los vicios y de quienes viven de la violencia y el terror.
Cuando no trabajamos por la inclusión social de los jóvenes, los hacemos indiferentes a su entorno, los alejamos de sus familias y, con ello, se contribuye a la destrucción del núcleo familiar y de los valores que tanto hacen falta en la época en que vivimos.
La crisis económica y financiera ha llevado a millones de jóvenes al desempleo y al desaliento en todo el mundo. La crisis de valores los está llevando a la delincuencia y al anonimato moral. En Latinoamérica la cifra ya alcanza el 20% de los jóvenes, es decir, alrededor de 20 millones de ciudadanos entre los 15 y los 30 años no forman parte del sistema educativo ni del laboral.
Es una realidad que generará costos para la cohesión social inimaginables, lo que constituye una amenaza a la sostenibilidad de las transformaciones y la estabilidad democrática que ha conquistado la región.
Ante estos retos de inclusión social que enfrenta la juventud latinoamericana, solo podemos apelar a Juan Pablo II, cuando exigía a los jóvenes en Roma ser “protagonistas generosos de un cambio que marque vuestro futuro”.
Amigos y amigas:
En el caso de Republica Dominicana, a través de nuestro Programa Progresando con Solidaridad, hemos venido realizando proyectos con la finalidad de darle respuestas a las necesidades heterogéneas de las juventudes más vulnerables, para que desarrollen capacidades que les permitan mejorar sus condiciones de vida y las de sus familias a través de una estrategia de integración, participación e inclusión social partiendo de la realidad en que viven.
La iniciativa Jóvenes Progresando con Solidaridad ha impactado a una población de más de 370 mil adolescentes y jóvenes en todo el país, gracias a una plataforma de 16 mil voluntarios en todo el territorio nacional.
Estamos dando respuesta a la necesidad de personas jóvenes de poseer documentos de identidad, se han formado 14 mil guías juveniles que a su vez han orientado a 350 mil jóvenes sobre la importancia de tener acta de nacimiento y cédula. Además, se han formado grupos que han dado seguimiento a más de 15 mil casos de jóvenes que no poseían Acta de Nacimiento ni Cédula de Identidad y Electoral.
En el ámbito educativo, nuestros guías juveniles han orientado más de 300 mil jóvenes sobre la importancia y beneficios de la asistencia escolar y universitaria.
Orientamos a los jóvenes sobre la importancia de tener una buena salud sexual y reproductiva, prevenir embarazo en adolescentes e infecciones de Transmisión Sexual, VIH y SIDA.
El proyecto “Yo Decido Esperar” ha capacitado a 19,110 guías juveniles sobre Salud Sexual y Reproductiva y prevención de embarazo en adolescentes. Estos, a su vez, han orientado a 320 mil jóvenes sobre estos temas.
El proyecto socioeducativo de prevención de embarazos en adolescentes “Bebé Piénsalo Bien”, utiliza simuladores de bebé que permiten a los jóvenes experimentar la paternidad o maternidad durante tres días continuos, de manera que conozcan las responsabilidades que esto trae y se decidan a postergar su primera experiencia sexual.
Ya hemos trabajado con más de 39 mil adolescentes y jóvenes provenientes de 110 centros educativos públicos y privados.
Dentro de la Estrategia Nacional por una Sociedad en Valores “Bien por Ti”, hemos orientados a 190 mil adolescentes y jóvenes en todo el territorio nacional, formando Jóvenes Lideres sobre como tener un estilo de liderazgo positivo y propositivo, humanista y de servicio, capaz de aportar a la construcción de una nueva sociedad dominicana.
Además, 44,558 adolescentes y jóvenes se han orientados en el Proyecto de Prevención de Violencia y Drogas “Gira por la Paz”.
33,208 jóvenes se han capacitado en cursos técnicos en los Centros Tecnológicos Comunitarios CTCs y Centros de Capacitación y Producción Progresando CCPP, con el fin de mejorar su formación y aumentar así sus posibilidades de inserción laboral. Para cerrar la brecha digital, 4,256 jóvenes han recibido los cursos de alfabetización digital que ofrecen los CTC, CCPP y CCI.
Como pueden ver, el Programa Progresando con Solidaridad está realizando esfuerzos tendentes a lograr la inclusión y cohesión social de los jóvenes procedentes de los hogares y comunidades rurales y urbano-marginales más empobrecidas de la Republica Dominicana.
Persisten desigualdades y brechas las cuales estamos llamados a dar respuesta. Si mantenemos el espíritu de la innovación, solidaridad y cooperación, en estos dos días podremos contribuir al diseño de la construcción de culturas de paz en la región.
Amigos y amigas:
Les invito a que trabajemos por una región donde nuestros jóvenes no aspiren a la fuga de cerebros, sino a trabajar por su país, con ahínco y dedicación.
Donde tengan la oportunidad de cumplir su deber patriótico de construir ciudadanía, de fomentar los valores y promover la paz y la prosperidad en cada uno de nuestros países.
Decía San Juan Bosco: “de la sana educación de la juventud, depende la felicidad de las naciones”.
No podemos seguir embargando el futuro de nuestra sociedad, es menester tomar las acciones necesarias para promover la participación de nuestros jóvenes en el mercado laboral y en el sistema educativo.
¡Qué no haya un solo joven en Centroamérica sin trabajar o estudiar! Sin importar su condición, su origen, su raza o sus creencias, el mundo requiere que los jóvenes construyan patria.
Son ellos, como decía el Che, “la arcilla fundamental de nuestra obra…en ellos depositamos nuestra esperanza.”
¡Qué viva la juventud!
¡Qué Dios les bendiga!
Muchas Gracias.