octubre 20, 2016
Juventud, garante de igualdad social en el siglo XXI
Discurso ofrecido por la Excelentísima señora Vicepresidenta de la República Dominicana, doctora Margarita Cedeño de Fernández, en el XIII Encuentro Iberoamericano sobre Sociedad Civil.
- En una región joven, como la nuestra, tenemos un alto potencial para convertir nuestros jóvenes en un bono demográfico, en vez de pasivo social.
- Estoy convencida que las políticas públicas nunca serán totalmente efectivas, si la Sociedad civil no juega un rol estelar, en una alianza público-privada con el Estado.
- Tenemos que empoderar a la juventud de la agenda ODS, darles protagonismo en su ejecución, facilitarles las herramientas necesarias para hacerlos realidad.
- Toda la inversión que podamos hacer ahora, debe ser en la juventud, porque a ellos les corresponde luchar contra el gran reto del siglo XXI, que es la desigualdad social.
El gran poeta inglés George Herbert decía que la juventud vive de la esperanza.
Sin embargo, ¿qué esperanzas puede tener un joven en la actualidad? Si sus oportunidades y posibilidades de progreso están limitadas, a pesar de que vivimos el más largo período de paz y prosperidad que el mundo ha conocido.
¿Qué puede esperar la juventud, cuando el uso indiscriminado que damos a los recursos naturales, embarga el futuro próximo de la humanidad?
¿Qué palabras de aliento podemos dar los líderes de Latinoamérica a los jóvenes, cuando el sistema preponderante les niega espacios en la política, en la economía y en el activismo social?
¿Qué esperanza le queda a un joven en nuestra región, si tiene que enfrentar el hambre, la pobreza, la inseguridad, la delincuencia, el narcotráfico y las desiguales condiciones de vida de nuestras sociedades?
La juventud de nuestros países merece que les propiciemos las condiciones para construir su bienestar y el de su entorno, para ser los protagonistas de una cultura de la paz en toda la Región.
Es lo que motiva esta importante reunión que acoge la República Dominicana, con el loable propósito de compartir y socializar las experiencias y aprendizajes acumulados en cada uno de nuestros países, en este caso, desde la Sociedad Civil.
Estoy convencida que las políticas públicas nunca serán totalmente efectivas, si la Sociedad civil no juega un rol estelar, en una alianza público-privada con el Estado.
Y creo que donde más podemos constatar esa realidad, es justamente en la definición y ejecución de políticas de juventud.
Por eso, en nombre del Presidente de la República, Danilo Medina, y del mío propio, agradezco y les doy la más cordial bienvenida a nuestro país, que acoge sus ideas y sus propuestas con gran beneplácito, como un decidido aporte a la construcción de una mejor región, más integrada y con más oportunidades para los jóvenes.
De manera especial, quiero resaltar la presencia de Isabel Noboa Pontón. He quedado impresionada con su historia de compromiso social. No he podido más que sentirme identificada con sus luchas, con su espíritu innovador y con su sensibilidad hacia los más necesitados. Le felicito por ser un gran ejemplo de mujer, de empresaria y de ciudadana, para Iberoamérica y el mundo.
De igual manera, quiero resaltar la presencia de don José Manuel Salazar en este evento. Conozco el gran compromiso de la Organización Internacional del Trabajo con el tema empleo y juventud. Desde la Vicepresidencia estamos implementando muchas acciones para abordar esta temática, y valoro en gran medida el apoyo que recibimos de OIT.
Finalmente, quiero desde aquí enviar un saludo cordial a todos los que conectan con nosotros de otras partes del mundo.
En especial, quiero resaltar la conexión que tendrá el evento con instituciones del hermano país de Venezuela, a quienes enviamos un gran abrazo solidario y todo nuestro cariño.
Amigos y amigas:
La juventud como concepto se construye cada día.
La realidad es que ese grupo etario sufre grandes limitaciones en el acceso a oportunidades de trabajo, y esto dificulta nuestras posibilidades de encaminarnos hacia el logro de nuestras metas como naciones que progresan y se desarrollan de manera sostenida.
En una región joven, como la nuestra, tenemos un alto potencial para convertir nuestros jóvenes en un bono demográfico, en vez de pasivo social.
Para exigir a nuestros jóvenes que trabajen por su país, primero tenemos que ayudarles a enfrentar los grandes retos que se ciernen sobre ellos.
Sin sus necesidades básicas aseguradas, la juventud se aleja de los intereses cívicos y de la discusión de los problemas que afectan a nuestros países. Se convierten en presa fácil de los vicios y de quienes viven de la violencia y el terror.
Cuando no trabajamos por la inclusión social de los jóvenes, los hacemos indiferentes a su entorno, los alejamos de sus familias y, con ello, se contribuye a la destrucción del núcleo familiar y de los valores que tanto hacen falta en la época en que vivimos.
Ante estos retos de inclusión social que enfrenta la juventud latinoamericana, solo podemos apelar a Juan Pablo II, cuando exigía a los jóvenes en Roma ser “protagonistas generosos de un cambio que marque el futuro”.
Y ese futuro se construye desde la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que el año pasado hemos adoptado en todos los países que conforman las Naciones Unidas.
Tenemos que empoderar a la juventud de la agenda ODS, darles protagonismo en su ejecución, facilitarles las herramientas necesarias para hacerlos realidad.
Abordar el desarrollo sostenible sin abordar la desigualdad social no es posible, y para reducir la desigualdad tenemos que pensar sobre todo en quienes en poco tiempo, dirigirán los destinos de nuestros países, los jóvenes.
Toda la inversión que podamos hacer ahora, debe ser en la juventud, porque a ellos les corresponde luchar contra el gran reto del siglo XXI, que es la desigualdad social.
En esa tarea, la sociedad civil juega un papel estelar. Empoderar a los jóvenes, propiciar su participación en voluntariados, capacitarles y forjar en ellos las aptitudes y actitudes necesarias para esta gran tarea.
Sobretodo, se requiere de la sociedad civil un gran esfuerzo para trabajar estrategias de promoción de valores, que tanta falta hacen en nuestra sociedad.
Quiero hacerles un llamado para que en todos sus proyectos, sin importar el área de que se trate, se trabaje este tema, porque lo considero de vital importancia para la sostenibilidad del mundo en que vivimos
Amigos y amigas:
Les invito a que trabajemos por una región donde nuestros jóvenes no aspiren a la fuga de cerebros, sino a trabajar por su país, con ahínco y dedicación.
Donde tengan la oportunidad de cumplir su deber patriótico de construir ciudadanía, de fomentar los valores y promover la paz y la prosperidad en cada uno de nuestros países.
Decía San Juan Bosco: “de la sana educación de la juventud, depende la felicidad de las naciones”.
No podemos seguir embargando el futuro de nuestra sociedad, es menester tomar las acciones necesarias para promover la participación de nuestros jóvenes en el mercado laboral y en el sistema educativo.
¡Qué no haya un solo joven sin trabajar o estudiar! Sin importar su condición, su origen, su raza o sus creencias, el mundo requiere que los jóvenes construyan patria.
Son ellos, como decía el Che, “la arcilla fundamental de nuestra obra…en ellos depositamos nuestra esperanza.”
¡Qué viva la juventud!
¡Qué Dios les bendiga!
Muchas Gracias.