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Desarrollo

junio 27, 2017

La discapacidad no es incapacidad

  • Como sociedad tenemos que defender la inclusión y adoptarla como una forma de vida.
  • Así como existe una discriminación salarial por género, también existe una discriminación salarial por discapacidad.
  • La tasa de desempleo entre personas con discapacidad es el doble de la tasa normal. Apenas una de cada cuatro personas con discapacidad tiene empleo.
  • Mucha gente con discapacidad busca empleo y está capacitada para hacerlo. Una persona productiva para la sociedad, que genera ingresos y que hace aportes activamente a la economía, nos conviene a todos.

Amigos y amigas:

Quiero en primer lugar felicitarlos a Ustedes.

Quizás se preguntarán por qué.

Aunque hay muchas personas y empresas sensibilizadas sobre la importancia de la inclusión laboral de personas con alguna discapacidad, aún no son suficientes las que han emprendido alguna acción palpable, alguna acción real que lleve al país por ese camino.

Por eso quiero felicitarles, porque Ustedes están formándose y encausando sus empresas hacia ese propósito, el propósito de un país donde las personas con algún tipo de discapacidad, también tengan oportunidades; que no sean discriminadas, no solo en lo laboral; sino también en todas las áreas de la vida en sociedad.

Felicito especialmente a Gisela Eusebio. Una luchadora incansable a favor de las personas con discapacidad. Ella misma es un ejemplo de superación e inspiración para muchos. Gracias por invitarme a hablar de este importante tema.

Este es Un tema que a mí me ocupa bastante. Estoy segura que también es de la preocupación de todos Ustedes por igual.

En un mundo donde mil millones de personas viven con algún tipo de discapacidad, esto es, una séptima parte de la población, los gobiernos y las instituciones privadas, no podemos vivir a espaldas de ellos.

América Latina y El Caribe no es ajena a esa realidad.  120 millones de discapacitados viven en el territorio que va desde el Río Grande hasta Tierra del Fuego. Y en nuestro país contamos con alrededor de 900 mil personas.

Analicemos por un momento la realidad económica y social de este grupo y el por qué viven en vulnerabilidad.

Sus niveles educativos son más bajos, fruto de un sistema educativo que no se ha adaptado a sus necesidades y requerimientos.

Casi la mitad no tiene un seguro médico y la mayoría tiene viviendas con serias deficiencias.

En consecuencia, sus índices de pobreza son mayores que el promedio de la ciudadanía, porque sin educación y sin trabajo, no pueden generar ingresos de vida.

La tasa de desempleo entre personas con discapacidad es el doble de la tasa normal. Apenas una de cada cuatro personas con discapacidad tiene empleo.

Cuando entran al mercado laboral, su salario promedio anual es menor en un 17% que el de las personas sin discapacidad que realizan la misma labor. 9 de cada 10 de los que tienen algún empleo, tienen contratos temporales o están en la informalidad.

Podemos afirmar, que así como existe una discriminación salarial por género, también existe una discriminación salarial por discapacidad.

Es un panorama complejo, pero sobre todo, es una realidad injusta.

Y es una realidad que tenemos que conocer más a profundidad. Para ello, el Sistema Único de Beneficiarios (SIUBEN), institución que forma parte del Gabinete de Políticas Sociales está trabajando el próximo Estudio Socioeconómico de Hogares, que nos permitirá obtener una radiografía completa de la vida de las personas con discapacidad en la República Dominicana, especialmente de los que son más pobres.

Con esta información, podremos generar mejores políticas públicas, más específicas, eficientes y focalizadas. Y lo mismo podrá hacer el sector privado, llevando a cabo acciones más contundentes para hacer un país más accesible y asequible para las personas con discapacidad.

Amigos y amigas:

Hay un enorme potencial que no se está aprovechando.

Mucha gente con discapacidad busca empleo y está capacitada para hacerlo.

Mucha gente con discapacidad demanda una oferta de bienes y servicios, que no está recibiendo con satisfacción.

¿Cuántas personas no han superado una discapacidad y han sido exitosos? Pienso en Frida Khalo, que tenía discapacidad motriz; o Stevie Wonder, un gran artista a pesar de su discapacidad visual; pienso en Eric Clapton, tremendo guitarrista aún con discapacidad auditiva; pienso en los que tienen alguna discapacidad visceral o intelectual y que han hecho su vida con gran éxito.

Yo me leo la Convención de las personas con discapacidad, me leo el artículo 58 de la Constitución y la Ley 5-13 y me entusiasmo, porque ahí está el compromiso escrito con esa séptima parte de la población.

Cuando la Ley se propone garantizar “la igualdad de derechos y la equiparación de oportunidades a todas las personas con discapacidad”, genera un compromiso social que tenemos que cumplir.

Sin embargo, lo que veo en las calles es como se va construyendo una pared de exclusión y discriminación, innecesaria e injusta.

Nunca se me olvida la historia de Carmen Pérez, una mujer de progreso que premiamos hace unos años, que nació con osteogénesis imperfecta, una enfermedad degenerativa muy poco común, que produce una fragilidad extrema en los huesos y hace que al más mínimo golpe, se produzcan rupturas y lesiones. La enfermedad es mejor conocida como ‘niño de cristal’.

Ella contó su historia de sufrimientos, de desesperación y depresión. Imagínense su situación, una madre de dos hijos en un mundo que la discrimina por su situación.

Pero ella encontró un camino.

Carmen comenzó a hacer los cursos de artesanía, bisutería y costura de los Centros de Capacitación y hoy tiene su negocio en su casa. Una historia preciosa de perseverancia y humildad.

Y como la de ella yo sé que hay muchas más. Algunas, incluso, aquí presentes en esta tarde.

La exclusión de las personas con discapacidad nos afecta a todos por igual.

Una persona productiva para la sociedad, que genera ingresos y que hace aportes activamente a la economía, nos conviene a todos.

Condenar a tanta gente a vivir de la caridad y de los programas sociales, gente que tiene talento y ganas de trabajar, es un sin sentido.

Para hacer realidad este propósito, desde la Vicepresidencia impulsamos la Agenda Nacional de Igualdad en Discapacidad, un esfuerzo conjunto de las instituciones involucradas en el tema, con el apoyo de un país que ha tenido grandes avances en esa materia, que es Ecuador.

El mejor ejemplo de ese avance es que el Presidente actual de ese hermano país, es una persona con discapacidad, Lenin Moreno. Tenemos mucho que aprender de Ecuador, un país que se enfocó en mejorar la calidad de vida de ese 15% de su población que está discapacitada, y lo ha logrado.

Pues con el apoyo técnico de ellos generamos esta Agenda, que hoy estamos entregándoles.

Una agenda nacional donde las principales instituciones públicas se comprometan a fomentar la igualdad para estas personas que tienen el deseo de superar su limitación e insertarse a la sociedad como todos nosotros.

La Agenda busca promover políticas públicas integrales que garanticen el respeto a los derechos de las personas con discapacidad y su inclusión social, mediante la integración de todos los ministerios del Estado, del Consejo Nacional para la Discapacidad (Conadis) como órgano rector de las políticas en esa materia y de las instituciones privadas que trabajan el tema.

Esfuerzos como este, impulsados desde el ámbito público, generan acciones en el ámbito privado, en la Responsabilidad Social de cada una de las empresas.

Amigos y amigas:

De la exclusión, tenemos que pasar a la integración, y de la integración, pasar a la inclusión.

Y eso requiere una alianza público-privada. Necesita del esfuerzo conjunto de lo privado y de lo público, para hacer realidad un país más incluyente.

¿Cuáles son las oportunidades que hay para ello?

Hay oportunidades desde la norma. La ley contempla una participación mínima de personas con discapacidad en las nóminas de trabajo públicas y privadas, en igualdad de condiciones que los demás trabajadores.

Además, están contemplados los Centros de Empleos Protegidos, ya sea por iniciativa pública o privada, como medios de integración al trabajo normal, que deben ser implementados como parte de esa alianza público-privada.

Parte esencial de la Responsabilidad Social de las empresas es apoyar estos centros y apoyar la inclusión, especialmente las grandes empresas del país. Hay ejemplos muy interesantes en términos de inclusión, como lo que ha hecho la Asociación Popular de Ahorros y Préstamos, con su política de igualdad y no discriminación.

Son acciones que generan oportunidades de generación de ingresos para las personas con discapacidad.

De igual manera, la Ley contempla un capítulo importante a la educación y la formación. La enseñanza con inclusión debe ser una línea de apoyo sustancial desde la Responsabilidad Social de las empresas dominicanas.

También hay que trabajar en el impulso a las empresas sociales. Son más propensas a otorgar empleos de calidad a personas con discapacidad, porque impulsan una cultura empresarial distinta. Por ejemplo, en España, el 72% de los empleos de personas con discapacidad son en empresas de este tipo

Apoyando iniciativas de esta naturaleza, se asegura una formación orientada al desarrollo integral de las personas con discapacidad y su participación efectiva en la sociedad desde los aspectos educativo, deportivo y cultural.

Finalmente, una oportunidad importante desde la norma, es impulsar e implementar las normas de accesibilidad.

Se necesita accesibilidad arquitectónica, urbana, del transporte y de la tecnología de la información y la comunicación, porque así podremos vivir en un país que tenga la inclusión como norma, y no como excepción.

Esto me lleva a un tema importante, que son las oportunidades desde la norma social.

Como sociedad tenemos que defender la inclusión y adoptarla como una forma de vida, y eso, aunque se impulsa desde la norma legal, lo que marca la diferencia es, cómo lo apropiamos socialmente.
Ahí hay grandes oportunidades desde lo público y desde lo privado, porque lo más importante es generar una apropiación de la inclusión, a todos los niveles de la sociedad. Solo así se hace realidad un país que sea justo con quienes más han sufrido de la exclusión y la discriminación.

 

Yo podría en esta tarde animarles a que contraten a personas con discapacidad, porque estoy segura que así contribuirán a crear una sociedad más justa.

Pero no es suficiente.

Se requiere de toda una serie de pasos, acciones, proyectos y programas, para hacer realidad un país inclusivo, que aproveche el potencial de las personas con discapacidad.

Sin embargo, un proverbio dice que “incluso el camino más largo comienza con el primer paso”, y esta no es la excepción.

Ustedes, al igual que yo, están dispuestos a dar ese primer paso.

Hagámoslo por el bien de la patria, por un país de inclusión y respeto a los discapacitados.

Muchas gracias. ¡Qué Dios les bendiga!