septiembre 22, 2016
Reduciendo la desigualdad de género
Discurso de la Excelentísima Señora Vicepresidenta de la República Dominicana, doctora Margarita Cedeño de Fernández, en el taller «Hacia un Piso de Protección Social con Perspectiva de Género en República Dominicana: Escenarios y costos», Santo Domingo, 22 de septiembre de 2016, Hotel Embajador.
- Los objetivos de inclusión social, de interrupción de la transmisión generacional de la pobreza y del avance en el desarrollo humano, requieren sin lugar a dudas, trascender la desigualdad de género.
- En la actualidad, un muy alto porcentaje de los hogares tienen jefatura de hogar femenina, y en ellos se presenta una media de la pobreza extrema mayor al promedio nacional, esto es, de un 20.1% en hogares con jefatura femenina.
- El desarrollo, para que pueda ser sostenible, requiere de políticas públicas de protección social que eliminen prácticas discriminatorias, garanticen el acceso a los servicios básicos, a la generación de ingresos y a la participación efectiva de toda la población.
- El contexto socioeconómico actual, nos indica que debemos poner todo nuestro esfuerzo en la protección social, un elemento indispensable para contribuir a la superación de las desigualdades y la pobreza.
[SALUDOS PROTOCOLARES]
Amigos y amigas,
No me cabe la menor duda de que la discusión sobre una sociedad más justa, se inicia con la igualdad real entre hombres y mujeres.
Esta es una aspiración que debe estar en el centro de las ejecutorias del Estado, de forma tal, que procurar el desarrollo humano y el bienestar de toda la población, sin ningún tipo de discriminación, sea punta de lanza de nuestras políticas públicas.
Porque, ¿Cómo podemos justificar que en pleno siglo XXI, las mujeres aún sean víctimas de esta desigualdad, que afecta el pleno y equitativo ejercicio de los derechos fundamentales de nuestros ciudadanos y ciudadanas?
El desarrollo, para que pueda ser sostenible, requiere de políticas públicas de protección social que eliminen prácticas discriminatorias, garanticen el acceso a los servicios básicos, a la generación de ingresos y a la participación efectiva de toda la población.
En ese tenor, desde el Gabinete de Políticas Sociales hemos hecho un esfuerzo extraordinario, para asegurar los mínimos que garanticen la protección social de la mujer, de forma tal que podamos extender los beneficios de la asistencia y la seguridad social, como estrategia para alcanzar de forma gradual su universalidad, incorporando la perspectiva de género.
Las cifras no mienten.
Son las que demuestran que el problema de género es real, y afecta el día a día de nuestra población, con manifestaciones inequívocas tanto en el ámbito económico como en lo social.
Por ejemplo, los salarios mensuales devengados por las mujeres son, en promedio, casi un 20% menos que el de los hombres, a pesar de que la mujer carga con la mayor parte de la inversión en el hogar.
En la actualidad, un muy alto porcentaje de los hogares tienen jefatura de hogar femenina, y en ellos se presenta una media de la pobreza extrema mayor al promedio nacional, esto es, de un 20.1% en hogares con jefatura femenina.
La realidad es que el 70% de las personas que viven en la pobreza son mujeres.
Mientras, el Banco Central de la República Dominicana reporta al 2015, que sólo 44.5 mujeres de cada 100 forman parte de la fuerza laboral, mientras que en los hombres esta cifra asciende a 74.5 por cada 100.
El 47.8% de las mujeres en edades de 25 a 49 años se definen como inactivas en el mercado laboral, porque lo hacen desde la informalidad sin acceso al primer pilar de política social.
Por igual, a pesar de que está demostrado que la integración plena de la mujer a la economía, aumentaría el PIB mundial en 28 billones de dólares, es decir, un incremento de un 26% respecto al actual, siguen existiendo importantes trabas a la participación de la mujer en el ámbito laboral.
Sin dudas, estas y otras cifras, son preocupantes.
Como lo ha dicho nuestro amigo y Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Luis Alberto Moreno: “el avance de las mujeres contiene una promesa de progreso para toda la sociedad”.
Pero ya ese progreso no puede ser más una promesa, debe convertirse en realidad.
Estoy convencida de que allí donde hay mujeres empoderadas, las sociedades progresan.
Porque es que con el avance de la mujer, viene el progreso de su familia, de su comunidad y su país.
Cuando una mujer da un paso, avanzamos todos y todas.
Amigos y amigas:
El avance de la mujer no va al ritmo que aspiramos. Tenemos que duplicar nuestros esfuerzos.
El contexto socioeconómico actual, nos indica que debemos poner todo nuestro esfuerzo en la protección social, un elemento indispensable para contribuir a la superación de las desigualdades y la pobreza.
Justo ayer, el Presidente Medina, ante las Naciones Unidas, nos hablaba sobre la necesidad de unir voluntades por la equidad y la inclusión, destacando las importantes acciones que requiere el mundo para ser una aldea más justa.
Y creo que no hubo mejor manera de conmemorar el Día Internacional de la Paz, que elevando la bandera de la lucha contra las desigualdades, en el escenario de las Naciones Unidas.
Por todo esto, hemos hecho esta propuesta de un Piso de Protección Social, como un conjunto de derechos sociales, infraestructuras y servicios básicos con los que todas las personas deberían poder contar, a efecto de poner en práctica sus derechos humanos, especialmente el derecho a la equidad entre los géneros.
En términos prácticos, la protección social ha mostrado su eficacia tanto para la reducción de la pobreza y las desigualdades, así como para contrarrestar los efectos de las crisis económicas, incluyendo el segmento de clase vulnerable.
Ahora bien, se requiere de la reorganización de responsabilidades entre el Estado, las familias y el mercado, por un lado, y entre hombres y mujeres, por el otro, con el propósito de establecer objetivos a lo largo del ciclo vital para cada grupo poblacional.
Una política certera de protección social para la República Dominicana, nos orientará hacia la protección integral y al bienestar de la población, para elevar los niveles de equidad, solidaridad y participación; reducir la pobreza y promover a la mujer.
A mí me parece que los retos están bien claros:
Fortalecer el régimen contributivo-subsidiado de la Seguridad Social, para beneficiar así a la gran masa laboral informal del país;
Trabajar sobre la organización social del cuidado, puesto que actualmente genera desigualdad social; Fortalecer la atención primaria de salud; Reconocer la complementariedad de visiones en materia de políticas sociales; Adoptar el costeo como mecanismo que acerca y enriquece el diálogo de los técnicos con los políticos; Continuar el trabajo por la educación para la inserción laboral;
Reconocer las limitaciones de información precisa a la hora de formular políticas públicas, para lo cual les invito a conocer el gran trabajo que estamos haciendo desde el SIUBEN, con el índice de pobreza multidimensional.
Atender a las poblaciones más vulnerables: envejecientes, discapacitados, trabajadoras no remuneradas, adolescentes y jóvenes, principalmente.
La discriminación salarial de género;
La economía del cuidado y la atención a la primera infancia.
Entre otros temas, que han sido abordados en este evento ayer, y que continuaremos viendo el día de hoy.
Para todos ellos, al finalizar este evento, quedará conformada una comisión técnica para continuar trabajando los nodos críticos y dar seguimiento a las intervenciones necesarias, para el avance del proyecto.
Amigos y amigas:
Los objetivos de inclusión social, de interrupción de la transmisión generacional de la pobreza y del avance en el desarrollo humano, requieren sin lugar a dudas, trascender la desigualdad de género.
La propuesta de costeo que estamos evaluando entre el día de ayer y hoy, se orienta a incorporar el enfoque de género en el piso de protección social y a articular los servicios esenciales, como derecho humano individual y no familiar.
Tenemos que eliminar las brechas de género en el acceso al mercado laboral y en la seguridad social, enfatizando aquellos aspectos que inciden en la desprotección de las mujeres, en términos de salarios y oportunidades, la desigual distribución de las responsabilidades familiares y la violencia de género en todas sus formas.
Es un esfuerzo que la República Dominicana, al igual que los demás países de Centroamérica, puede realizar exitosamente, con el apoyo de los organismos internacionales que nos están apoyando en la propuesta.
Aprovecho para agradecer a la Organización Internacional del Trabajo, al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y a ONU Mujeres, por la gran labor que han realizado para llevar hacia adelante este proyecto.
Agradezco, de igual forma, a todas las instituciones que se han dado cita aquí, para apoyar esta importante iniciativa, que construye democracia, construye justicia social, pero más que nada, construye la paz.
Este es nuestro principal objetivo y meta como gobierno: reducir la desigualdad y lograr la equidad en la República Dominicana, junto a Danilo tenemos nuestra mente y corazón día tras día embarcado en esta tarea.
Quiero finalizar con la siguiente reflexión:
Si bien sabemos que la protección social integral y universal es una meta alta y difícil;
También estamos convencidos de que es alcanzable, con voluntad política y con el esfuerzo mancomunado del Estado, de la sociedad civil y de cada ciudadano y ciudadana.
La sociedad de hoy clama para que las mujeres sean incluidas; nuestra fuerza, coraje, compromiso, dedicación y capacidad de servicio y de amor, son indispensables para impulsar el desarrollo sostenible de la República Dominicana.
Seguiremos constantemente y sin descanso, trabajando en favor de nuestras mujeres para que sientan la protección del Estado y se les respete su dignidad como seres humanos.
Queremos poner fin a la desigualdad de género, y para hacerlo, necesitamos que todas y todos participen.
El momento de la mujer es ahora.
Su desarrollo, incorporación y acceso equitativo es ahora.
Con fuerza, amor y trabajo lo lograremos.
Cuento con ustedes.
Dios les bendiga.